24 de noviembre
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ENFOQUE-De dos semanas a dos horas: cómo la IA podría reactivar la economía británica
Por William Schomberg y David Milliken
LONDRES, 24 nov (Reuters) -Cuando los contables de la empresa mediana Moore Kingston Smith comenzaron a utilizar la inteligencia artificial para agilizar su trabajo, los márgenes de beneficio se dispararon.
Los compañeros de otro equipo que se encarga de controlar el fraude corporativo crearon un informe para los clientes en dos horas, algo que antes llevaba dos semanas.
La implantación de la IA está despertando la esperanza de que la economía británica pueda escapar del problema de productividad que la ha lastrado durante dos décadas, en un momento en el que el lento crecimiento empuja a la ministra de Finanzas, Rachel Reeves, hacia subidas de impuestos en los presupuestos del miércoles.
Los economistas afirman que el predominio de las empresas de servicios en el sector privado británico, en comparación con otros países, podría suponer mayores beneficios si se adopta rápidamente la IA en sectores tan potentes como la contabilidad y las finanzas.
La agencia de calificación Moody's afirmó el viernes que Reino Unido podría beneficiarse más que otros países de los avances en esta tecnología.
Becky Shields, directora de transformación digital de MKS, afirma que la IA estaba liberando al personal de tareas repetitivas y dándoles más tiempo para trabajar con los clientes.
"Los grandes modelos de lenguaje que sustentan toda esta tecnología están en constante evolución. Cada vez son mejores con cada iteración", señala.
REINO UNIDO S.A. ESTÁ PREPARADO PARA LA IA
Los servicios representan el 80% de la economía británica, al igual que en Estados Unidos, y suponen una proporción mayor si se excluyen los servicios que generalmente presta el Estado.
MKS, con unos 1.500 empleados en el Reino Unido, está aplicando su plataforma basada en el modelo Gemini 2.5 de Google a una gama cada vez mayor de trabajos. Shields afirma que todavía se trata de un proceso de aprendizaje, pero que su impacto positivo es evidente.
Un equipo que utilizó la IA con una intensidad cuatro veces mayor que otro grupo informó de un margen de beneficio de 8 puntos porcentuales más alto, según Shields.
En lugar de solicitar pruebas de pedidos, facturas, extractos bancarios y otros documentos para una muestra de transacciones, el equipo que utilizó la IA permitió a los clientes cargar conjuntos de datos completos que MKS pudo analizar automáticamente.
El trabajo extra inicial está dando ahora sus frutos, ya que el proceso puede aplicarse de forma más amplia. La reducción del papeleo ayuda a los clientes que afirman haber elegido la empresa por su adopción de la IA, afirma Shields.
"Se puede hacer mucho con poco con la tecnología actual", añade, describiendo el coste de la IA como "peniques por libra" en comparación con otras tecnologías.
Para la economía británica, y para el primer ministro, Keir Starmer, que atraviesa dificultades, mejorar la productividad es un reto importante.
La previsible rebaja por parte de los analistas presupuestarios del potencial de crecimiento subyacente de la economía, como consecuencia de las decepciones del pasado, va a suponer un agujero en las finanzas públicas, lo que significa que Reeves probablemente aumentará los impuestos el miércoles para tranquilizar a los nerviosos inversores en bonos y demostrarles que puede reducir el endeudamiento.
LA PRODUCTIVIDAD SE FRENA
Al igual que en otros lugares, las mejoras en la productividad británica se ralentizaron tras la crisis financiera mundial de 2007-2008, lo que provocó casi 20 años de crecimiento débil y frustración entre los votantes.
El débil aumento de la productividad explica la mitad de la ralentización del crecimiento salarial en Reino Unido desde 2008, según el Instituto Nacional de Investigación Económica y Social, un grupo de expertos.
El Gobierno de Starmer está tratando de racionalizar el sistema de planificación, modernizar las infraestructuras y mejorar las competencias para aumentar la productividad y reactivar la economía. También espera que la inteligencia artificial pueda inyectar más eficiencia en los servicios públicos.
"La productividad no lo es todo, pero a largo plazo lo es casi todo", afirmó en 1990 el economista ganador del Premio Nobel Paul Krugman. Bart van Ark, director del Instituto de Productividad de la Universidad de Mánchester, cree que para el Gobierno británico "casi todo a corto plazo es productividad".
Reino Unido tiene la tasa de inflación más alta de los países ricos del Grupo de los Siete y demasiadas personas abandonan el mercado laboral. Su tasa de inversión empresarial fue la segunda más baja del G7 en 2024, aunque comparable a la de Estados Unidos, que registra una productividad muy superior.
Sin embargo, la IA podría ser una baza para Reino Unido.
Uno de los viceministros de Reeves, Torsten Bell, que está ayudando a redactar su presupuesto, argumentó en su libro de 2024 que Reino Unido "puede y debe subirse a la ola de los servicios".
Con su experiencia en servicios financieros y empresariales, derecho, educación y arquitectura, Reino Unido tuvo un superávit comercial en servicios de 248.000 millones de dólares en 2024, solo superado por Estados Unidos, según cifras de la Organización Mundial del Comercio.
Las exportaciones británicas de servicios representaron algo más del 7% del total mundial, de nuevo el segundo lugar después de Estados Unidos.
Menos clara es la ventaja de la IA para las fábricas británicas, que se enfrentan a elevados costes de energía, mano de obra y materias primas, una baja inversión en infraestructuras públicas y cambios en las normas comerciales.
El fabricante de materiales para suelos Amtico, en la región inglesa de Midlands, utiliza la IA para planificar la producción. Sin embargo, su próxima gran decisión de inversión consiste en ampliar el uso de la robótica para compensar algunos de los elevados costes que soportan los fabricantes británicos.
"Quiero identificar los procesos que requieren más mano de obra e invertir para salir de ellos", dice Jonathan Duck, director ejecutivo de Amtico.
Muchas empresas aún están sufriendo las consecuencias del aumento de los impuestos sobre el trabajo que Reeves incluyó en su primer presupuesto el año pasado. Los empresarios afirman que Reeves pondría en riesgo su agenda de crecimiento si volviera a aumentar los impuestos que les gravan.
¿MÁS CRECIMIENTO, PERO MENOS EMPLEO?
Los analistas afirman que es demasiado pronto para estar seguros del impacto a largo plazo de la IA en el crecimiento económico, ya que las estimaciones varían mucho debido a la incertidumbre sobre sus aplicaciones en el mundo real, pero la mayoría coincide en que no será inmediato.
El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, que considera que la IA puede cambiar las reglas del juego, afirmó el mes pasado que pasaron unos 40 años entre el momento en que Thomas Edison conectó por primera vez una bombilla y el impacto de la electricidad en las estadísticas de productividad.
"Todavía estamos en la fase de experimentación con la IA, por lo que la inversión y la persistencia son fundamentales", indica Bailey.
Van Ark, de la Universidad de Mánchester, considera que la IA añadirá entre 0,1 y 0,2 puntos porcentuales al crecimiento anual en los próximos años. Eso contribuiría a un crecimiento económico de alrededor del 1,5% anual, pero no libraría al actual Gobierno de tener que tomar decisiones presupuestarias difíciles.
Paul Dales, economista jefe para el Reino Unido de Capital Economics, cree probable que la IA acelere el crecimiento a mediados de la década de 2030, y que Reino Unido la adopte en mayor medida que otras grandes economías europeas debido a su enfoque menos intervencionista en materia de regulación y legislación laboral.
Andrew Wishart, economista del banco Berenberg, señala que la mejora de la productividad en los sectores empresariales de mayor valor ofrece indicios de que ya se está produciendo un cambio más amplio.
"Si no se produce un fuerte aumento de los impuestos, creo que deberíamos verlo en los beneficios empresariales", afirma.
Entre los riesgos derivados del auge de la IA se encuentra la posibilidad de que sus beneficios recaigan principalmente en las grandes empresas con más fondos para invertir, lo que podría dar lugar a una economía menos competitiva y agravar los desequilibrios geográficos de Reino Unido.
Algunas empresas de sectores altamente regulados, como la contabilidad, temen que los legisladores no sigan el ritmo de la tecnología.
"El reto para las empresas es no tener claro en este momento qué está permitido y qué no", dice Esther Mallowah, directora de política tecnológica del Instituto de Contables Colegiados de Inglaterra y Gales.
Otro gran riesgo de un futuro más automatizado, su impacto en el mercado laboral, está quedando un poco más claro.
Una encuesta realizada este mes por el Instituto Colegiado de Personal y Desarrollo reveló que el 17% de los empleadores del sector privado esperaban reducir su plantilla en los próximos 12 meses como consecuencia de la IA. Solo el 6% tenía previsto aumentarla.
En MKS, se redujo el número de graduados contratados este año. Sin embargo, Shields considera que la reducción tenía como objetivo ser un "choque breve" para acelerar la adaptación del personal a la IA.
Probablemente, la contratación volvería a la normalidad al cabo de un año para garantizar que no se pierda el toque humano.
"Nuestros clientes confían en nosotros para hacer más con su negocio, ya sea porque quieren más asistencia o nuevos servicios", dice Shields. "No hay expectativas de que sea una tendencia a largo plazo".
(Redacción de William Schomberg; edición de Catherine Evans; editado en español por Tomás Cobos)